Muchas veces la demanda terapéutica ha sido detectada en el colegio y se encamina más a aspecto académicos que afectivos. Hablamos entonces de dificultades de lectoescritura, de cálculo, de dificultades para la concentración, de conductas disruptivas.
Una correcta evaluación y un abordaje amplio a la totalidad del niño será fundamental. Este tipo de dificultades son un duro varapalo a la autoestima de los peques y también generan mucha frustración e incomprensión en los padres.
Por ello, al igual que el abordaje de las dificultades emocionales, programaremos sesiones periódicas con los padres para mantener una estrecha cooperación, dar información a cerca del proceso y pautas para ayudar desde casa y orientar las formas de afrontar las distintas casuísticas.